La Danserye publica su primer disco dedicado a los Ministriles Novohispanos, un monográfico con obras del libro de coro XIX (MS 19) de Puebla (México)

La presencia de ministriles de origen europeo en el virreinato de Nueva España se remonta a la misma llegada de Hernán Cortés a tierra firme. De la crónica de Cristóbal de Pedraza, obispo de Honduras, se infiere que Cortés solía llevar un grupo de instrumentistas de viento en sus expediciones. En una de sus incursiones en el actual territorio de Honduras, en 1524, Cortés iba acompañado de un grupo de 300 soldados y cinco ministriles que tañían chirimías, sacabuches y dulzainas. A partir de este momento, los grupos de ministriles formarían parte de las capillas musicales de nueva creación a imagen y semejanza de las españolas, con algunas diferencias derivadas de su implantación en el Nuevo Mundo.

En este contexto, el estudio e investigación de las fuentes musicales que usaban los ministriles en el Nuevo Mundo es de vital importancia para caracterizar la práctica de estos grupos. Apenas existen fuentes de música instrumental propia de conjuntos de viento en el Nuevo Mundo, por lo que reviste particular importancia el MS 19 de la Catedral de Puebla de los Ángeles (México), único libro para uso de ministriles localizado hasta la fecha en catedrales del Nuevo Mundo, y que constituye el objeto de la presente grabación. El manuscrito no está fechado, pero seguramente se corresponda con el libro para los ministriles que José de Burgos presentó al cabildo en 1672.

 Canción, 5vv - Philippe Rogier (ca. 1561-1596)         

La grabación se presenta articulada por géneros musicales, tal como aparece en el manuscrito, dividiéndose en tres grandes categorías: piezas litúrgicas para las Horas del Oficio (fabordones, himnos), los siempre polifuncionales motetes y obras en vernácula, ya sean religiosas o profanas, de autores españoles y extranjeros (chansons, villanescas y madrigales). Se han seleccionado para el presente registro las obras que corresponden a piezas únicas del manuscrito junto con otras representativas de autores poco conocidos o piezas singulares, tratando de realizar una selección variada e ilustrativa del manuscrito.

Canción, 5vv - Philippe Rogier (ca. 1561-1596)         

Esta grabación presenta algunas peculiaridades, derivadas del carácter experimental de la interpretación, que la sitúan a medio camino entre el registro discográfico y el fonográfico-etnomusicológico, siendo –sobre todo– el testimonio sonoro de una experiencia ocurrida en un momento y un espacio concretos, con el propósito de conseguir una sonoridad no auténtica, pero sí históricamente informada. En las sesiones de grabación los ministriles tocaron directamente a partir de una reproducción facsimilar del manuscrito original. Esta relación directa entre intérprete y obra (sin mediación de transcripción) es una práctica completamente histórica que exige del músico no sólo habilidades como ejecutante sino también como editor para realizar transportes, corregir errores, añadir de fictas, etc., así como grandes dosis de paciencia para lograr la necesaria coordinación ante la ausencia de barras de compás. Ello supone una forma totalmente distinta de concebir, interpretar y escuchar el repertorio, con un fraseo más libre, cadencias sin retardandos, ausencia de improvisaciones extemporáneas y ornamentación contenida.

Motete Iste Sanctus - Francisco Guerrero (1528-1599)         

Las combinaciones instrumentales, determinadas en función de carácter del repertorio, se basan en criterios históricos y beben directamente de las referencias documentales a la práctica de los ministriles en actas de cabildo y ceremoniales catedralicios hispanos de los siglos XVI y XVII y tratados teóricos que tocan el tema instrumental (Melopeo y Maestro de Pietro Cerone, 1613 o Escuela Música de Pablo Nasarre, que aunque publicado en 1723-24 refleja una práctica anterior). Las combinaciones utilizadas por La Danserye (que ascienden a 13 distintas) son de dos tipos: puras, con un mismo tipo de instrumento tocado en consort (flautas dulces y orlos) y mixtas, es decir, mezclando distintas tímbricas, algunas de difícil empaste si no se tañen con cierta maestría (chirimías con sacabuches; cornetas, bajoncillos y sacabuches; cornetas (cornetas mudas), sacabuches  y bajón; etc.), buscando ofrecer un cuadro de la mayor variedad sonora. De forma premeditada, se ha optado por no incluir instrumentos de percusión, tan frecuentes en las grabaciones modernas de estas músicas pero tan ajenos a la práctica instrumental de la época.

Batalla (parte 2) - Clément Janequin (ca.1485-1558)        

Como lugar de grabación se escogió la Sala Capitular de la Catedral de Jaén, un bello espacio perfectamente rectangular construido por el arquitecto Andrés de Vandelvira en 1566, cuya bóveda de cañón proporciona una resonancia natural, que constituye el hábitat natural de estos instrumentos. Otro aspecto que otorga un carácter peculiar al presente registro radica en los propios intérpretes, los cuatro hermanos Pérez Valera que, como las antiguas compañías de ministriles, forman parte de una saga familiar en cuyo seno iniciaron el aprendizaje de estos instrumentos a la vieja usanza: comenzaron en su niñez de una forma intuitiva y solidaria, aprendieron música tocando directamente el repertorio, se construyeron sus propias flautas y cornetas y se ejercitaron indistintamente en todos los instrumentos de viento, hasta el punto de manejarlos con destreza pese a sus distintas técnicas y embocaduras. La impronta y sonoridad de este registro tiene, pues, mucho que ver con la recreación de estas prácticas hoy perdidas, dando como resultado una versión fresca y distintiva con la que se ha pretendido sencillamente ofrecer una alternativa estética a las ya de por sí escasas grabaciones existentes de este tipo de repertorio.

La Danserye en la Sala Capitular de la Catedral de Jaén durante la grabación del CD (Noviembre 2012)

Por último, el presente disco, el primero dedicado al siglo XVI en la serie ‘El patrimonio musical hispano’ de la SEdeM (Sociedad Española de Musicología), quiere ser un homenaje en el tiempo y la distancia al que ha sido un colectivo tan castigado y desprestigiado socialmente como demandado musicalmente: los ministriles.

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