Ya se encuentra disponible el nuevo trabajo de La Danserye, una selección de las obras más representativas del Manuscrito 975 de la Biblioteca Manuel de Falla (Archivo Manuel de Falla, Granada). En el CD se pueden escuchar obras inéditas y úicas de este manuscrito, de autores como Francisco Guerrero, Pierre Manchicourt, Lupus Hellinck y anónimos sin identificar. Junto a estas obras, se encuentra una variada selección de música de autores españoles y extranjeros activos durante el siglo XVI. El CD está articulado en forma de itinerario musical por la Granada del Renacimiento, siguiendo la idea original de Juan Ruiz Jiménez."
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El bajón es el instrumento antecesor directo del fagot de hoy día. Es un instrumento de doble caña o lengüeta, compuesto por un doble taladro que se une por la parte baja del instrumento, describiendo una V. De esta forma, se dobla sobre sí mismo y consigue en el mismo espacio el doble de longitud, y esta es la razón por la que siendo relativamente corto consiga sonidos tan graves.
Instrumento músico de boca, redondo y cóncavo, largo como de una vara, y gruesso como un brazo, con poca diferencia, en el qual hay diferentes agujeros por donde respira el aire, y con los dedos se forman las diferencias de la composición música,y sus tañidos. (...) Díxose baxón, porque imita el punto baxo, u octava baxa de la música. Diccionario de autoridades, 1724.
Lámina de Syntagma Musicum II (Michael Praetorius, 1619) donde se muestra una familia de bajones y bajoncillos
De los instrumentos de viento del renacimiento, el bajón es el más importante. La razón es porque constituía una parte esencial en las Capillas de Música de las Catedrales y grandes Iglesias, apoyando el bajo. Tanto es así que el ministril que tañía bajón podía ser considerado como un cantor más de la capilla a efectos de salarios. El instrumento surge a mediados del siglo XVI, como evolucion de las chirimías bajas, instrumentos inmanejables debido a su gran tamaño. El bajón era indispensable y tenía funciones tanto de acompañar el canto llano como el canto de órgano (polifónía) en ocasiones sustituyendo totalmente a la voz del bajo debido a la falta de cantores con este registro. De esta forma, raramente se dejaba el coro "a capella", por lo que esta práctica, muy usual hoy en día, no sería realmente "historicista" a la hora de interpretar composiciones sacras del Renacimiento (p. ej. Victoria o Guerrero). Al igual que todos los instrumentos de la época, rápidamente se construye toda la familia de tamaños, denominándose a los más pequeños bajoncillos o bajoncitos, instrumentos que cubrían tesituras de tenor, alto y tiple, y que tuvieron mucho éxito en el siglo XVII, donde son usados en gran cantidad de composiciones como coros independientes en la música policoral de esta época. El bajón perdura hasta los albores del siglo XX, siempre ligado a la capilla de música de instituciones catedralicias, siendo uno de los instrumentos de viento que más ha perdurado en el tiempo sin grandes modificaciones, conviviendo incluso con su sucesor: el fagot.
Aparte de la función que podríamos llamar "de iglesia", el bajón también fue un instrumento utilizado como solista, sobre todo por los compositores ligados o vinculados a la escuela veneciana de finales del XVI y principios del XVII, y en particular se debe especial importancia a la familia Selma, músicos y constructores, de los cuales Bartolomé de Selma y Salaverde escribió obras virtuosas para este instrumento en su "Canzoni, fantasi et correnti (Venecia, 1638)".